sábado, 21 de enero de 2012

Se que ahora me leerás e intentarás sacarle algún sentido a esto que escribo. Algunas cosas las darás por hecho, otras no las entenderás y te preguntarás por qué. Muchas de ellas podré explicártelas y otras, en cambio, no.
Buscarle un sentido a todo esto podría parecer un poco enrevesado, pero si lo intentas, te darás cuenta de que no va más allá de ti.

Miedo. Explicar un sentimiento nunca ha sido fácil, pero esta vez intentaré hacerlo. Me gustaría explicarte el por qué de esto. He sentido miedo, un miedo un tanto extraño, un miedo que no estaba en su plenitud. Un miedo a que no sintieras lo mismo, a que te fueras, a que no siguieras aquí, miedo por todo lo que siento, miedo a no hacerlo bien. Miedo en el buen sentido de la palabra, un miedo un tanto necesario para darte cuenta de que esa persona te importa, te sigue importando. No quiero que lo veas como algo malo, realmente no creo que lo sea, simplemente quiero que sigas aquí, conmigo, no hay más. Nada más.

Te quiero y quiero estar contigo, sólo es eso.


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